Al comienzo del verano se estrenaba, en el centro cultural Isabel de Farnesio de Aranjuez, “Banco de Recuerdos, historias recordadas e improvisadas” un espectáculo de improvisación teatral creado por el colectivo Memorya que pretende recaudar fondos para las asociaciones de enfermos de Alzheimer, dar a conocer la página web Banco de Recuerdos y disfrutar en la recreación sin guión y al instante. La recaudación íntegra fue a parar a la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Aranjuez.
Mientras el rumor de las historias pasadas acuna a los espectadores que toman asiento, el lienzo de la pantalla estampa Banco de Recuerdos. Instantes después, los cajones comienzan a navegar entre las filas de asientos recogiendo mensajes lanzados dentro de una botella. Comienza la travesía.
El elenco de improvisadores con música, también ideada en ese mismo instante, usa como punto de partida las propuestas del público, la página web y las propias vivencias de los actores para crear sus historias efímeras. Y así surgen, entre el respeto al pasado y el juego de lo recordado: sueños de astronauta a los trece años, bodas a lomos de excavadoras, el hombre que había olvidado abrocharse los cordones y la invención del velcro en su auxilio...
“La gente regala sus recuerdos, la música y los actores tratamos de acariciar sus detalles. A cambio, la sonrisa, porque existen las sorpresas y existe la esperanza”, comenta Mario, uno de los actores tras la función.
Fotografía: Raquel Gómez
De entre los espectadores que saludan al elenco a la salida se encuentra Coqui que condensa la esencia del espectáculo que “quiere contar recuerdos únicos y enseñarnos que antes de dejarlos caer en el olvido tenemos la obligación de improvisarlos”.
Fotografía: Raquel Gómez
Emocionado tras el estreno, Jonay sugiere el “desafío que es representar lo que para otro ha sido importante, guardarlo para que no se pierda. Estamos prestando el cuerpo, la mente y el corazón como infantería contra el silencio”.
Fotografía: Raquel Gómez
Las luces de la sala se apagan. El proyector desvanece la imagen de Banco de Recuerdos, pero los recuerdos siguen brotando, llenando esos pequeños cajones con grandes historias... historias que quizá sean el punto de partida para la próxima función.
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