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Hoy acabamos con la útlima entrega de la serie de artículos en los que hemos hablado de Cómo la tecnología transformará nuestra jubilación en diferentes esferas, como la laboral, el mantenerse activos o en contacto con nuestro círculo más cercano. Hoy ponemos la atención en los horgares conectados a Internet y en los aparatos que nos ayudarán a mantener controlada nuestra salud. Y por supuesto, una serie de conclusiones.

¿Cuáles son las vuestras?

Hogares que mantienen a sí mismos

Cuidar de una casa puede ser una tarea tensa para los jubilados. Muchos se encuentran con que han perdido energías para hacer frente a su limpieza  y mantenimiento. Pronto, el Internet de las cosas ayudará con esas tareas, no solo haciendo el mantenimiento más fácil, sino transformado el hogar en una ayuda, compañía e incluso cuidador.

Ya existen sistemas que hace más sencillo el control de las funciones básicas de un hogar. Un termostato inteligente y sistemas de monitorización permiten a las personas hacer funcionar hacer funcionar casi cualquier aparato en su casa con el smartphone cuando están fuera de vacaciones. Y familiares que se encuentren lejos podrán usar esos mismos sistemas para estar seguros de que sus seres queridos tienen sus hogares con una temperatura adecuada.

Los electrodomésticos también pueden ayudar a los jubilados a gestionar algunas cosas y encargarse de pequeñas tareas. Una nevera conectada a Internet, por ejemplo, tendrá un inventario diario de lo que contiene, alertando al dueño cuando falte algo, e incluso comprar con entrega a domicilio sus comidas favoritas, ahorrando a los jubilados la tarea de estar atentos a la despensa y hacer viajes al supermercado.

Nuevos tipos de electrodomésticos también empezarán a aparecer en las casas de los jubilados para ayudarles con las tareas cotidianas. Algunos ejemplos son el aspirador Roomba que pueden aliviar espaldas doloridas de los propietarios, y Amazon Echo, un dispositivo compacto que permite a las personas comprobar su horario, comprar las cosas para la casa y mucho más con comandos de voz.

Algunos electrodomésticos pueden incluso dar compañía a jubilados que tengan problemas mentales o aislamiento. Paro es un robot terapéutico diseñado con forma de foca que ayuda a calmar a personas con demencia.El robot tiene cerca de 100 sensores que le permiten responder al tacto de las personas con movimientos de su cabeza, aletas y cola, guiñando los ojos y con sonidos.

Por supuesto, no toda la ayuda en tareas domésticas conectada a Internet vendrá de las máquinas. Compañías proveedoras de servicios por Internet, como Washio y Hello Alfred, están proliferando para hacer el envejecimiento en casa más fácil, permitiendo a las personas requerir ayudantes para pequeños trabajos, como hacer la colada o limpiar la casa.

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Máquinas para monitorizar la salud

Una de las ironías más frustrantes de la jubilación es que las personas a menudo se tienen que enfrentar a múltiples condiciones crónicas aunque su habilidad para gestionar esas condiciones se reduce. Incluso peor, muchas personas conviven con condiciones de las que no son conscientes: a medida que las personas envejecen son más propensos a sufrir declives en apariencia imperceptibles, buscando ayuda médica sólo cuando la crisis emerge.

Ahora, el Internet de las cosas está prometiendo ayudar a los jubilados - y a sus familiares cercanos, que son normalmente los cuidadores principales - a estar al día en lo que respecta a sus salud. Las máquinas pueden guardar registros detallados, mientras que el jubilado puede encontrar difícil recordarlos en una cita médica, o que piense que no son importantes. Una máquina de café inteligente puede comunicarse sin cables con el cepillo de dientes, y juntos aprender a qué hora se levantan normalmente sus propietarios. Dormirse más tarde o levantarse antes, y el gadget alertará de que el jubilado ha roto su rutina. Un baño “trucado”, mientras tanto”, puede incorporar una funcionalidad en el espejo de forma que se escanee la cara del propietario para detectar signos de avisos acerca de un accidente cardiovascular, riesgos de ataques al corazón o infartos.

Los dispositivos también podrán monitorizar datos físicos, una tarea (registro y reporte) que pueden ser una carga para los jubilados. Un lavabo inteligente, por ejemplo, podrá reportar a un centro el peso, niveles de glucosa en sangre y otros signos vitales de la persona.

La ropa también se está volviendo de alta tecnología. Materiales inteligentes y tejidos con sensores en la ropa puede detectar los niveles de actividad y signos vitales como el ritmo cardíaco. En algún momento, esta ropa tendrá funcionalidades que reducirán las posibilidades de resultar herido si el jubilado se cae. Pero antes de que esto ocurra, sensores en las alfombras detectan el paso del jubilado se ha alterado y alertar a la familia o al médico.

 

El potencial transformador de todas esas tecnologías es poderoso. Pero vamos a hacer una pausa para un test de realidad. Estas innovaciones traerán nuevas preguntas acerca de ellas mismas.

Por un lado, los costes. Los servicios que el Internet de las cosas ofrecerá serán tan prácticos, tan vitales para nuestro cuidado y bienestar, que supondrán un coste necesario. Y la mayoría de las personas no están ahorrando lo suficiente par la jubilación. ¿Cuánto será necesario ahorrar? Y significará este aumento en los costes una mayor brecha entre los que más tienen y los que no?

También significará que algunas instituciones tendrán que repensar cómo tratan con los mayores. Si los mayores pueden vivir más tiempo en sus casas, ¿necesitaremos tantas residencias como necesitamos ahora? Y¿cómo se adaptará el cuidado de la salud a los datos que provengan de baños, cepillos de dientes y tostadoras inteligentes? La mayoría de los médicos y enfermeras no tienen suficiente tiempo para una consulta completa, como para tener una colección interminable de datos monitorizados.

A nivel individual, ¿qué significa que las casas de las personas, e incluso su ropa, estén recogiendo grandes volúmenes de datos de sus comportamientos privados y personales? Los temas de seguridad de datos personales no son exclusivos de los mayores, por supuesto, pero ya son uno de los sectores más vulnerables de la sociedad, por lo que la preocupación es urgente.

Finalmente, es importante recordar que la tecnología por sí misma no resuelve nuestros problemas. No importa lo poderosos que se vuelvan los aparatos y electrodomésticos, nunca serán capaces de sustituir el contacto humano, o de eliminar los dolores y frustraciones de envejecer.

Y la tecnología no será capaz de ofrecer los mayores beneficios a menos que tengamos una visión convincente de que queramos que sea la jubilación. Hoy en día, las expectativas y el contexto en el que vivimos cambian tan rápidamente que es difícil para muchos jubilados saber qué es lo que harán en esta nueva etapa de la vida. A diferencia de generaciones previas, que sólo tenían que planificar unos cuantos años antes, los baby bommers y aquellos que vienen detrás tendrán que anticiparse décadas.

El plan de retiro definitivo para los individuos y la sociedad es imaginar una edad adulta en la que sea más que vivir más años: un nuevo y excitante periodo de vida en que lo importante sea vivir mejor.