Comentarios / Añadir Comentario

Pilar AmakuAutora del blog El Amaku

Cuando eres niño todo el mundo te persigue preguntándote qué quieres ser de mayor, qué quieres estudiar, de qué vas a trabajar… A todo el mundo le hace gracia ver cómo evolucionan tus respuestas, que van desde lo más insólito como “lanzapeonzas” hasta profesora o futbolista. Sin embargo, una vez que has encauzado tu vida hacia una meta parece que ya no puedas cambiar de opinión.

En unos casos habrás estudiado una carrera de algo que en su momento te llamó la atención por un motivo u otro, en otros casos habrás abandonado los estudios para empezar a trabajar bien joven. Y es curioso como en cualquiera de los dos casos, que te propongas volver a estudiar y a formarte cuando ya tienes una edad, sorprende por los cuatro costados, de forma que si has estudiado un oficio te llueven preguntas como: “¿A estas alturas no te gusta lo que haces?” o “Pero si llevas toda la vida haciendo esto y te gusta”. Pero si no has podido estudiar cuando eras joven o no has querido, entonces los comentarios son, si cabe, algo menos halagadores: “Pero si a ti no te gusta estudiar” o “A buenas horas te acuerdas, ahora eso ya no te sirve de nada”. Y muchas veces nos dejamos llevar por comentarios de personas que no saben cómo nos sentimos o porqué estamos motivados a hacerlo, y en algunos casos, si estamos dubitativos, comentarios desalentadores como estos nos quitan las ganas que teníamos de empezar a estudiar o hacer algo nuevo.

¿Y si no me llena mi trabajo? ¿Y si quiero aprender más de algún otro tema? Curiosamente, la mayoría de las personas con las que he tratado a lo largo de mi vida, tienen una espinita clavada de una carrera que les habría gustado estudiar, un oficio que les gustaría aprender, un trabajo que les gustaría realizar… Y parece que todo se quede en eso, parece que todo el mundo asuma que ya se pasó su momento y ya nunca podrá estudiar esa carrera, aprender ese oficio o realizar aquel trabajo.

Ya nadie me pregunta qué quiero ser cuando sea mayor, y quizá aun tenga respuestas para esa pregunta, porque la vida es una constante evolución, ahí reside la gracia, en aprender, errar, subir, bajar…

“Si por falta de uso, una mente se vuelve torpe en la vejez, la culpa es tan solo de su dueño”, Samuel Johnson

Según varias investigaciones, mantener una mente activa nos hace envejecer más despacio y con una mejor calidad de vida, y echando un vistazo alrededor tú mismo puedes verlo: todos conocemos a personas mayores cultas, que leen a menudo, personas que aun en la tercera edad siguen amando su trabajo, personas que retoman lo aprendido cuando eran jóvenes para enseñarlo a otros… Todo es aprendizaje.

Y todos conocemos también personas que se han abandonado al tiempo, que se dejan llevar por los años, sin ilusión, sin motivaciones. A pesar de haber tenido una vida exitosa y feliz, aparentan ahora tener una vida gris, sin color.

“La vida cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada”, Ortega y Gasset

No quiero vivir la tercera edad con la idea de una vida ya pasada, con la sensación de que lo que me espera es una lenta espera de la muerte, y sentarme en mi sillón a ver pasar las horas en el reloj mientras me voy encorvando sobre mi ombligo. Quiero mantenerme erguida, en forma. No quiero renunciar a ningún sueño que me quede por cumplir.

La tercera edad comienza, según la Wikipedia, a los 60 años y la esperanza de vida en España es de 81 años, lo que nos da un total de 21 años. ¿Te imaginas que a los 25 años te regalen 21 años? ¿Pensarías en dejar pasar el tiempo? ¡21 años!¡Cuántas cosas podríamos hacer en 21 años! Evidentemente no tienes la fuerza de los 20, pero tienes la experiencia, la calma y la sabiduría que te ha ido dando la vida, úsalo en tu beneficio y práctica un envejecimiento activo. Es ahora, cuando llegas a la tercera edad, cuando tu vida está consolidada, cuando tu personalidad ha adquirido su propio carácter, cuando podrías estudiar por placer, por el mero hecho de saber más sobre algún tema que siempre te ha fascinado. Tienes tiempo, el futuro labrado y pocas preocupaciones aparte de los achaques propios de la edad y en algunos casos el cuidado de los nietos.

Y tú, ¿ya has pensado qué quieres ser de mayor?