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Hemos elegido el mes de Abril para hablar sobre el trato digno al mayor. Un tema que no pretende abordar el maltrato físico o psicológico directo, sino conductas, palabras o actitudes hacia las personas mayores que les restan dignidad y que en ocasiones se realizan sin intención de dañar o como consecuencia de una escasa o indebida atención.

Muchas veces son las buenas intenciones las que están detrás de un trato indigno, que lejos de ayudar provocan un efecto contrario. Actos como no tomar en cuenta sus opiniones ni sus decisiones como si sus aportaciones ya no tuvieran interés, decidir por ellos o hablarles con un tono infantilizado son algunas de las cosas que no contribuyen a dignificarles.

Esto ocurre con mayor probabilidad cuanto mayor es el grado de dependencia que tiene la persona. La manera de dirigirnos a ellos varía, y aunque está cargada de cariño nos olvidamos que es un adulto y no un niño. Nos acostumbramos a la ausencia que le provoca su enfermedad y erramos al comportarnos como si no estuvieran, o a privarles de estimulación porque parece que no les llega al no obtener respuestas. Es la dependencia la que resta dignidad al tener que ser aseados, movilizados, alimentados… Siendo esta asistencia algo necesario debe cuidarse la actitud y el mantenimiento de su privacidad lo máximo posible.

Todo esto parece mucho más obvio para profesionales que para familiares, ya que deberían estar concienciados y sensibilizados al haberse especializado en la tercera edad, y sabiendo las peculiaridades que entraña esta población. No obstante en muchas ocasiones también se pierde, y nos vienen a la cabeza paredes de centros de día y residencias de mayores empapeladas con materiales fabricados por los mayores, dibujos, murales y manualidades con un contenido claramente infantil, tanto en su formato como en su significado. Esta manualidad que llevarán a casa propia de un aula de escuela infantil alimentará una visión hacia ellos que se aleja mucho de la de una persona adulta, autónoma y que toma sus propias decisiones.

¿Qué pensará de su abuelo o abuela un niño con 9 años cuando ve que en el centro donde vive o al que acude a diario realizan este tipo de actividades y con ese resultado?. Sin duda aprenderá que no es propio de un adulto, y esto alimentará el trato infantilizado del que hablamos.

¿Cómo contribuir a preservar esa dignidad que todos merecemos?

  • Utilizar materiales acorde a su edad y gusto.

  • Ponerles joyas, relojes, sombreros o perfumes que siempre les gustó llevar.

  • Evitar expresiones infantiles en el lenguaje (utilizar un tono de voz neutral no está reñido con transmitir cariño).

  • Dirigirse a ellos cuando les hablemos y evitando hablar de ellos como si no estuvieran.

  • Preguntarles, darles opción en la toma de decisiones, implicarles e involucrarles en el día a día y darles responsabilidades.

 

Comenzar por trabajar la conciencia de los profesionales sería un buen primer paso para erradicar estas conductas que tanto dañan la dignidad de las personas mayores. Desde su posición se podrá contribuir a que la sociedad siga el mismo camino.

Desde el IMSERSO compartimos “Maneras de ayudar a mantener la dignidad de una persona con Alzheimer”. Consejos que son de gran utilidad para este tipo de pacientes:

 

Y así, recordamos a David, que como profesional de enfermería nos regalaba estas palabras: “Los mayores dan todo el cariño que han ido acumulando durante años y son muy agradecidos. Al final ellos solo quieren un trato digno y mucho cariño en la última fase de su vida”.

Para finalizar este artículo, compartimos con vosotros este vídeo titulado “¡No somos invisibles!” realizado por mayores de Perú que expresan sus sensaciones cuando reciben cierto trato, reivindicando que se les tenga en cuenta como personas que son.