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Según el estudio de Economía del Envejecimiento realizado por la Fundación General de la Universidad de Salamanca, las personas mayores de 60 años tienen hábitos de compras diferentes a las personas de edades menores. Desplazamientos mayoritarios a pie, uso de establecimientos al alcance como supermercados y mercados municipales, apuesta por un trato más personalizado y el pensamiento de que las compras on line son complejas e innecesarias, son algunas de las características que representan a los mayores de 60 años.

Podría ser esperable e intuitivo considerar que las personas mayores tienen preferencias y hábitos de compra diferentes a las personas más jóvenes. El ritmo de vida, las condiciones laborales, y el tipo y situación de la vivienda podrían estar influyendo en esto.

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Existen tres aspectos clave que podemos concluir de los datos que destacamos en este gráfico:

  • Los mayores son más fieles a las marcas y pagan más por la calidad
  • Valoran más y pagan la comodidad y el servicio
  • Prefieren el mercado, cerca del domicilio y atención personalizada


Pero, ¿y si damos un paso atrás en este proceso, y nos fijamos en el desarrollo de productos?

Diseño de productos para mayores

Según un Estudio de 2009 de Edad y Vida, el 41,1% de las personas mayores considera que las empresas no tienen en cuenta sus necesidades y preferencia para el diseño de productos y servicios.

Para asegurar que la definición del producto sea adecuada a las preferencias de los mayores, un primer paso es conocer las características de este grupo de edad, tanto desde la perspectiva funcional como sociodemográfica, para que los productos y servicios puedan diseñarse de manera adecuada. Esto entraña cierta dificultad, ya que el grupo de edad de mayores de 65 años es uno de los más heterogéneos. No es lo mismo una persona de 67 años con estudios, un nivel económico medio, con unas experiencias vitales determinadas; que una persona de 85 con unas características completamente diferentes.

Por eso es importante que en el proceso de creación y diseño se incorporen los perfiles que sean el público objetivo del producto. Un ejemplo de las particularidades que se tienen que tener en cuenta pueden ser:

  • formación: puede servir como una primera aproximación a una serie de capacidades y habilidades que se pueden considerar ligadas a una mayor capacidad crítica en el momento de la compra (especialmente en los productos tecnológicos). También hay que tener en cuenta la formación informal, más ligada a las experiencias vitales y vivencias personales.
  • Situación económica: determina la posibilidad de acceder a determinados productos o servicios.
  • Capacidad funcional: hay que tener en cuenta el deterioro funcional que se experimentan en edades avanzadas.
  • Valores generacionales

Si se tienen en cuenta estas características sociodemográficas y las preferencias y necesidades de las personas mayores, se podrá avanzar en la usabilidad, funcionalidad y calidad de los productos.

El objetivo no es que sean de uso exclusivo de las personas mayores, sino que su diseño sea universal, que las funcionalidades básicas estén pensadas de tal forma que puedan ser usadas por todo tipo de usuario, a la vez que permite un uso más específico y desarrollado a usuarios avanzados.

¿Conocéis ejemplos de estos productos y servicios? ¿En qué productos pensáis que se puede mejorar de cara a las necesidades de las personas mayores?