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Maldita enfermedad, que llegas sin decir nada, callada, cauta.
 
Maldita enfermedad que comienzas a desorientarme, haciéndome creer que algo no va bien, alertas a mi familia y preocupas a mis seres queridos.
 
Maldita enfermedad que poco a poco te haces notar. Me arrebatas la consciencia, la actividad, la memoria y otras muchas cosas de las que ni siquiera soy consciente.
 
Maldita enfermedad que haces que no sea yo para poco a poco convertirme en otra persona. Con otra mirada, pensamientos huecos y recuerdos confusos.
 
Maldita enfermedad que me arrebatas la vida y la de mis cuidadores. Que no solo me atacas a mí, también les dañas a ellos con tu carácter acaparador.
 
Maldita enfermedad, que me lleva… poco a poco… se apodera de mí, me absorbe, me mata…
 
Maldita, tú que no solo acabarás conmigo, sino con todo aquel pase por delante.
 
Bendita mi razón, que hoy por hoy, aún puede juzgarte.
 
Clara Díaz, Centro Virtual sobre el Envejecimiento