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Clara DíazPsicóloga y autora del blog Serendipity

Las nuevas tecnologías han cambiado el mundo actual a todos, y mucho más a la vista de nuestros mayores. La existencia de ordenadores, internet, teléfonos móviles, cámaras digitales… es algo impensable para las personas que vivieron el invento de la radio o la televisión. No es solo la dificultad de adaptarse a ellas, sino además, el reto de comprenderlas y aprender a manejarlas ya que componen una parte muy importante de nuestras vidas. Han llegado a todos y cada uno de nosotros en mayor o menor medida. Es comprensible que, para nuestros mayores, requerirles este aprendizaje sea complicado, ya que por su experiencia las cosas que han aprendido han sido más rudimentarias y manipulativas.

No obstante, una vez iniciados en este mundo solo se pueden destacar ventajas a nivel psicológico. Memorizar cuáles son los pasos para apagar el ordenador o una contraseña para crearse una cuenta de correo electrónico, desarrollo del lenguaje en la escritura de mails, psicomotricidad al utilizar ratón y teclado, atención ante la espera de procesamiento del aparato, funciones ejecutivas y orden de secuencias en ritual de encendido y apagado, potencial de aprendizaje al adquirir nuevos conocimientos, autosatisfacción y aumento de la autoestima al plantearte el aprendizaje como un reto, habilidades sociales en la utilización de correo electrónico y redes sociales, etc.

Además, gracias a los avances tecnológicos se han creado sistemas y programas adaptados a personas con deterioro cognitivo como las pulseras GPS para prevenir pérdidas ante desorientación, programas interactivos de estimulación cognitiva, robots que conversan…

Se trata de una herramienta que, aunque en un principio se muestren reacios a utilizar, termina siendo motivadora y mediante la cual es más fácil lograr su implicación para conseguir envejecimiento activo.

Aquí un vídeo divertido contra el mito: “Los mayores no saben de nuevas tecnologías”: