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Este informe se ha elaborado para comunicar las estrategias de promoción y prevención de la enfermedad. Se han analizado de forma crítica la evidencia existente sobre los factores de riesgo de padecer demencia. Se han concentrado en cuatro grupos de factores potenciales de riesgo modificables: de desarrollo, psicológicos y psicosociales, forma de vida y cardiovasculares. 
 
El informe indica que: 
 
  • Hay evidencia importante que indica que el riesgo de demencia para la población puede ser modificado por medio de la reducción en el uso del tabaco y mayor control y detección de la hipertensión y la diabetes, así como el control adecuado de los riesgos/problemas cardiovasculares. Básicamente, lo que es bueno para su corazón es bueno para su cerebro
 
  • Basados en la evidencia, los mensajes para promover la salud del cerebro deben de ser integrados en las campañas públicas de promoción de la salud, como las que ya existen. Enfatizar la reducción del consumo de tabaco entre la población y evitar las enfermedades no transmisibles. El mensaje a resaltar es que “nunca es tarde para empezar a hacer cambios”. 
 
  • Este informe sugiere de manera clara que la demencia debe ser incluida en el planteamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en las campañas de públicas de las enfermedades no transmisibles. 
 
 

 
Actualmente, la evidencia más clara para posibles asociaciones causales con la demencia son: la poca educación en etapas tempranas; la hipertensión en la edad madura; el consumo de tabaco; y la diabetes a lo largo de la vida. 
 
La detección temprana y el tratamiento adecuado de la diabetes y la hipertensión, así como el dejar de fumar, deben de ser una prioridad en adultos mayores que no han sido incluidos en programas de prevención. La actividad física y la reducción de los niveles de obesidad son también importantes. 
 
Es posible mejorar la reducción de la incidencia (casos nuevos) de la demencia si se asocian esfuerzos globales para mejorar el acceso a la educación secundaria y terciaria. También es importante resaltar la evidencia de varios estudios científicos que señalan la relación inversa entre mayor actividad cognitiva (estimulación de funciones intelectuales) en la tercera edad y la disminución de la incidencia (casos nuevos) de la demencia. Sin embargo, esta asociación puede no ser causal y los beneficios de las actividades de estimulación cognitiva necesitan ser sometidos a pruebas, ensayos aleatorios controlados que arrojen más luz al respecto. 
 
Mientras la salud cardiovascular esta mejorando en los países con mayores ingresos, esta se está deteriorando en el resto del mundo. Muchos países de medianos y bajos ingresos muestran un patrón de crecimiento de las enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes. El mayor aumento en la prevalencia de la demencia será en países de medianos y bajos ingresos donde los factores de riesgo mencionados en este estudio aún son un problema serio. 
 
La evidencia en este reporte sugiere que si llegamos a la vejez con un cerebro bien desarrollado y saludable, es más probable que vivamos una vida más larga, más feliz y más independiente, con un riesgo mucho más reducido de desarrollar demencia. La promoción de la salud cerebral, es importante a lo largo de la vida, pero sobre todo en la vida media, ya que los cambios en el cerebro pueden comenzar décadas antes de que aparezcan los síntomas. 
 

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