Comentarios / Añadir Comentario

Eva Martínez

Autora del portal El Taller de mis Memorias

Las alteraciones de conducta en personas con demencia grave  son muy frecuentes y su manejo es difícil, ya que la capacidad de comunicación verbal está muy reducida o ausente y el inicio brusco de una agitación psicomotriz (gritos, golpes, inquietud…) es la única expresión de lo que en realidad le sucede al enfermo. Pueden deberse a una dificultad para el reconocimiento del entorno y sus circunstancias, ser producidas por delirios o alucinaciones, por patologías orgánicas (dolor, infecciones…), por el sentimiento de frustración del propio enfermo al darse cuenta de que no puede realizar cierta actividad o por los propios fármacos.

Suele ser el principal elemento perturbador del cuidado familiar y muchas veces la causa del ingreso en una residencia.

El manejo de las alteraciones debe comenzar identificando la causa desen­cadenante o precipitante y corrigiéndola. Muchas veces es preciso utilizar psicofármacos para su control, pero otras es suficiente con cambios en las formas de tratar con el enfermo, en el ambiente…

Los trastornos de conducta pueden poner de manifiesto ciertas patologías psiquiátricas subyacentes:

  • Depresión y ansiedad: pueden percibirse en personas con demencia grave que conservan alguna capacidad de introspec­ción y de comunicación. Con frecuencia permanecen infra diagnostica­das.
  • Alucinaciones: los enfermos ven (las más frecuentes), oyen y sienten cosas que no existen. Pueden formar parte de la evolución de la enfermedad pero también ser secundarias a alguna medicación o a un trastorno físico descompensado (deshidratación, infección…). Nunca hay que negarle la alucinación, para él es real. Si la alucinación le causa angustia hay que intentar tranquilizarle hablándole en un tono suave.
  • Delirios: consisten en falsas ideas que no tienen evidencia en la realidad. Son frecuentes los delirios de perjuicio, el enfermo cree que le roban o le quieren infringir algún daño. Hay que escuchar atentamente al enfermo sin discutir y asegurándole que lo vamos a ayudar. Con frecuencia es el propio enfermo el que ha escondido o perdido el objeto que cree que le han robado.
  • Insomnio: es frecuente en cualquier fase de la demencia. Conseguir que la persona con demencia vaya a la cama y encima duerma y no se mueva, es una tarea muy difícil. Es frecuente que estén despiertos la mayor parte de la noche y duerman durante el día. Para mejorar el sueño, y antes de recurrir a los fármacos, hay que intentar organizar una actividad física durante el día, evitar cabezadas diurnas, acostarlo diariamente a la misma hora, preparar cenas ligeras y evitar exceso de líquidos antes de ir a la cama. 

Otra manifestación de los trastornos de conducta es el vagabundeo continuo. Esto puede aumentar el riesgo de que se caigan o que abandonen solos el domicilio. Es preciso retirar los objetos con los que se pueda tropezar (alfombras, muebles en los pasillos, cables…), poner una cerradura poco accesible que impida la salida del domicilio, poner cerrojos o verjas protectoras y procurar que lleve alguna identificación siempre encima.

El primer paso para abordar los trastornos de conducta es una adecuada comunicación verbal y no verbal:

  • Se debe aproximar uno a la persona con demencia con seguridad, confianza y tranquilidad intentando transmitirle asa misma actitud.
  • Hay que aproximarse de frente, mirando a los ojos y hablándole siempre directamente. En ocasiones el enfermo puede hacer una interpretación delirante de nuestros comentarios que le lleve a una conducta agresiva si no le miramos directamente.
  • Las frases deben ser sencillas y breves con un tono adecuado a su nivel de audición.
  • Hay que comunicarle las cosas una a una y dar tiempo a elaborar una idea antes de decir otra.
  • Nunca gritarles ni regañarles.
  • Dirigir su atención hacia otras cosas para distraerle y tranquilizarle.
  • Llamarle por su nombre para ayudarlo a orientarse.

No hay que olvidar las necesidades afectivas que estos enfermos siguen teniendo. Los abrazos, besos y caricias de los seres queridos, pueden ser en muchas ocasiones la mejor manera de controlar episodios de agresividad. Nunca se debe olvidar que cualquier trastorno de conducta que pueda presentar no es intencionado.

Los juegos y los paseos son una manera de liberar energía y favorecer el entretenimiento del enfermo aumentando además su autoestima y el contacto social. También el colaborar en tareas que antes tuviese costumbre de realizar puede lograr estos objetivos (tareas domésticas sencillas como barrer, recoger ropa o la mesa, cuidar el jardín o la huerta…).

En ocasiones el estado de agitación del paciente es ocasionado por un estímulo externo como la televisión, los gritos o las conversaciones de quienes lo rodean, por lo que la solución sería buscar un ambiente más tranquilo, poner música que sea del gusto del paciente o emplear aceites esenciales como el de lavanda que vaporizado en el ambiente ayuda a la relajación.

En ocasiones puede ser preciso el empleo de la contención farmacológica para manejar los trastornos de conducta, especialmente cuando implican un riesgo para el propio paciente o cuando son imposibles de controlar por el cuidador. No obstante siempre hay que tener en cuenta que son medidas limitadoras de la libertad y de la autonomía de las personas y que tiene riesgos y complicaciones (inmovilidad, úlceras…). Se debe considerar cuidadosamente el empleo de estas medidas y buscar posibles alternativas.

Se define como contención farmacológica el empleo de fármacos bajo prescripción y supervisión médica destinados a controlar las alteraciones conductuales de las personas con demencia. Es el médico responsable de cada paciente, el que de acuerdo con la familia, establece el tratamiento más adecuado en cada caso.

Beatriz Grandal Leiros. Geriatra.

Clínica Psicogeriátrica Josefina Arregui. Alsasua (Navarra).

 

Os recomendamos echar un vistazo a la infografía 9 recomendaciones para comprender y manejar alteraciones de conducta si queréis ver algunos de estos consejos en formato visual y tenerlos siempre a mano en casa o el centro o residencia.