Comentarios / Añadir Comentario

El día Europeo de la Solidaridad y la Cooperación Intergeneracional es una fecha digna de destacar debido a la importancia que esto supone para las personas, las relaciones y la evolución y mejora de la sociedad.

En el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (2002) ya se destacaba su importancia hablando de: “la solidaridad entre las generaciones y las asociaciones intergeneracionales, teniendo presentes las necesidades particulares de los más mayores y los más jóvenes y de alentar las relaciones solidarias entre generaciones”.

Para cada uno de nosotros, nuestros padres, tíos y abuelos son vital y relevantes, tanto por la unión filial y emocionalidad, como por los aprendizajes que se generan gracias a estas relaciones tan discordantes en cuanto a edad se refiere. Una de las causas de estas uniones tan fuertes es precisamente esta diferencia de edad.

A todo esto se une un hábito de atribución de estereotipos y generalización en determinados grupos de edad. Esta atribución que hacemos todos; niños, jóvenes y mayores, contribuye a una gran brecha intergeneracional que es alimentada por el acuerdo casi consensuado por los miembros del mismo grupo y que agranda las distancias entre ellos.

Es bien sabido que en las relaciones sociales tendemos a encontrar nuestra identidad y en muchas ocasiones ésta se limita a la pertenencia a un grupo de edad. Como consecuencia se crea una competencia con respecto a la edad donde los jóvenes juzgan a los mayores y los mayores a los jóvenes. Una discusión sin sentido, ya que no son grupos excluyentes, sino que cada uno de ellos han sido o serán exactamente aquello que critican.

Según el Programa Intergeneracional de la UNESCO la clave está en “la interacción de adultos mayores, jóvenes y niños que se comprometen juntos en actividades informales de aprendizaje, recreación, ocio y eventos deportivos, y/o festivales de arte y exhibiciones”.

Si esta interacción queda garantizada en niños, adolescentes, adultos y mayores, se estará trabajando de manera paralela para la educación de aquellos que, libres de todo estereotipo, comienzan a comprender lo que significa y qué beneficios aporta la unión intergeneracional. La educación es en definitiva la única vía para fomentarlo y mantenerlo.

Acercando los niños a los mayores conseguiremos que las relaciones intergeneracionales se normalicen y promuevan. La clave está en compartir tiempo de calidad.

Bajo esta línea se crea el proyecto MYMO que pretende, a través de talleres cursos y debates, acercar a los más pequeños a los mayores que ejercen de mentores y ponentes con el fin de transmitir conocimiento y crear un liderazgo compartido.

 

 

Un ejemplo de su labor es el taller “La máquina del tiempo”, donde los mayores muestran a niños la herramienta tradicional de la máquina de escribir.

Desde el Blog Serendipity-psico y con su post “Por la unión intergeneracional” se presenta una interesante reflexión del aprendizaje desde niños y cómo integran cada mensaje recibido, la lógica de ciertos comportamientos por parte de adolescentes y algunas claves prácticas para fomentar las relaciones entre mayores, jóvenes y pequeños para conseguir la tan importante unión intergeneracional.

Para finalizar, os mostramos otro ejemplo interesante por su lógica y contenido. Un club de lectura intergeneracional, donde se produce un encuentro entre jóvenes y mayores en el que debaten temas de contenido filosófico en base al libro “Mis viajes con Epicuro” de Daniel Klein.