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Eva Martínez

Autora del portal El Taller de mis Memorias

 

La alimentación de los enfermos de Alzheimer en fase avanzada

En la demencia grave son muy frecuentes las dificultades para asegurar una correcta alimentación e hidratación. Esto provoca un gran impacto emocional en el enfermo y su familia, obliga a plantearse la utilización o no de técnicas de alimentación e hidratación artificiales y conlleva complicaciones en la evolución de la enfermedad (malnutrición y neumonías por aspiración).

La desnutrición y la deshidratación tienen múltiples causas: dificultad en la masticación, disfagia, depresión, ausencia de apetito, rechazo a la alimentación, miedo a atragantarse…

La disfagia es la dificultad para llevar el alimento de la boca al estómago. En estos pacientes lo habitual es que la dificultad sea mayor para los líquidos que para los sólidos.  Es importante su detección precoz y su abordaje desde el inicio.

Signos de Alerta

Para su detección es preciso observar ciertos signos de alerta como el babeo, las arcadas, la tos y la acumulación de comida en la boca durante las ingestas, tanto de sólidos como de líquidos, además de la pérdida de peso. Es importante su diagnóstico precoz para que con las medidas adecuadas se pueda mantener durante el mayor tiempo posible una alimentación segura y suficiente por vía oral.

La disfagia también implica el paso del contenido habitual de la boca a vía respiratoria, es decir saliva, restos de comida…. En las personas con demencia grave es frecuente que la boca esté colonizada por gérmenes patógenos, debido a la deficiente higiene de la cavidad oral por la poca colaboración del enfermo (no abren la boca, muerden el cepillo, son incapaces de usar un colutorio….).

Cómo abordar la disfagia

Para el abordaje de la disfagia son precisos cambios en las texturas de los alimentos y en los comportamientos del cuidador encargado de supervisar las ingestas.

Es necesario ingerir unos 2 litros de líquidos al día (incluyendo agua, leche, sopas, caldos, gelatinas…). En la fase grave de la demencia, los enfermos pierden la sensación de sed o no saben expresarla. Es muy importante insistirles en que deben beber y para ello es imprescindible recordárselo, especialmente cuando hace calor, y ofrecerles líquidos varias veces al día entre comidas. De esta forma evitaremos las deshidrataciones, que pueden ocasionar situaciones graves y hasta fatales para ellos.

En personas con dificultad para la deglución hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones en la alimentación:

  • Los alimentos deben tener una textura homogénea, tanto para que no se atraganten como para que no escupan lo que no puedan tragar.
  • Evitar los alimentos que se fraccionan en partículas al masticarlos: galletas, patatas fritas chips…
  • Preparar purés en lugar de sopas, o espesar las sopas con espesante.
  • Añadir proteínas a los purés (carne, pescado, huevos…) triturándolas muy bien, dado que a los pacientes les cuesta mucho comer carnes y pescados tanto por las dificultades para masticar como para tragar.
  • Enriquecer los alimentos, por ejemplo añadiendo a los purés queso rallado o clara de huevo y a las frutas trituradas yogur, miel o cacao en polvo.
  • Sustituir la leche líquida por yogurt, natillas o cremas. Se puede dar leche si se espesa con cereales instantáneos o galletas pasándolas por la batidora.
  • Espesar el agua o los zumos con espesantes neutros o con sabor. Adaptar la consistencia alcanzada con el espesante a las necesidades del paciente en cada momento. Habitualmente se comienza con una consistencia tipo néctar  (1 cucharada sopera rasa de espesante por 100ml de agua), se pasa por consistencia tipo miel (dos cucharadas sopesar rasas por 100ml de agua) y se llega a una consistencia tipo pudin (3 cucharadas soperas rasas por 100ml de agua).
  • Otra forma de espesar los zumos es con cereales instantáneos.
  • Las gelatinas son una manera de administrar el agua de forma sólida y con sabores más variados y agradables que el agua con espesante. Además aportan proteínas, hidratos de carbono y vitaminas.
  • En determinados casos de disfagia leve, y si la persona es capaz de usarlas, las pajitas disminuyen el riesgo de atragantamiento con los líquidos. También hay vasos y tazas adaptadas que favorecen una mejor postura en la deglución, evitan que el líquido se escape por los laterales dirigiéndolo al centro de la boca, al tiempo que regulan el volumen.

Además de las dificultades para tragar, con frecuencia los pacientes tienen escaso apetito, se cansan de comer y de masticar. Comentamos unas normas generales para solventar esta dificultad:

  • Mantener unos horarios de comidas y hábitos de vida rutinarios.
  • Repartir los alimentos y líquidos en hasta seis tomas al día.
  • Tener en cuenta sus gustos previos, en la medida de las posibilidades.
  • Evitar las prisas comiendo, los ambientes ruidosos, los gritos, las distracciones…
  • Poner a su alcance solo lo que precise: plato, cuchara y agua. Servir un plato cada vez.
  • Emplear cucharas de postre para evitar la acumulación de comida en la boca.
  • Emplear cubiertos de plástico, pesan menos y evitan lesiones.
  • Intentar que coma sentado o si está en cama lo más incorporado que sea posible.
  • Adoptar posturas que faciliten la deglución como una ligera flexión del cuello hacia delante.
  • En la medida de lo posible, tenemos que intentar que las personas con demencia coman por sí mismas, aunque en fases avanzadas esto suponga emplear las manos en lugar de los cubiertos. Para ello es preciso preparar alimentos que le resulten atractivos y que pueda coger con la mano: tostadas troceadas, fruta troceada, croquetas…. Poner babero o servilleta para evitar las manchas en la ropa.

El objetivo de estas indicaciones es intentar no convertir el momento de las comidas en una guerra diaria.

También existe la posibilidad de emplear:

  • Alimentación Básica Adaptada: son dietas trituradas (tipo purés) de alto valor nutricional (desayunos, comidas, meriendas y cenas) adaptadas a las características de las personas que tienen dificultades para alimentarse normalmente, con un aspecto de plato “hecho en casa”. Son fáciles y rápidas de preparar.
  • Suplementos nutricionales: son preparados alimentarios completos y de diversas consistencias y sabores, según las necesidades y gustos de cada persona, que se añaden a la dieta habitual aportando una cantidad extra de nutrientes.

Se trata de asegurar un aporte nutritivo adecuado que complementa la dieta habitual y evita la desnutrición.

Beatriz Grandal Leiros.

Geriatra. Clínica Psicogeriátrica Josefina Arregui. Alsasua (Navarra).