Comentarios / Añadir Comentario

Rebecca Ley, The Guardian

No parece mucho, este pequeño documento con tanta influencia sobre mi vida. Veinticinco páginas en DIN A4 mal grapadas, con manchas oscuras de la fotocopiadora y la marca de una taza en la parte delantera. Sin embargo,  las guardo con sumo cuidado porque son la copia del poder notarial por el que mi padre me autoriza a administrar sus finanzas.

Él ahora está en la sala cerrada de una residencia para la demencia en Cornwall, sin esperanza alguna de vivir independientemente, por eso esto es tan importante. Alguien tiene que administrar su cuenta bancaria y sus propiedades, y encargarse además de sus impuestos. Ese alguien soy yo, y estas hojas de papel son la prueba de que estoy legitimada para ello, de que estoy haciendo lo que Papá habría querido hacer.

Pero cuando, durante su proceso de divorcio de mi madre, se planteó la posibilidad de que mi hermana y yo deberíamos ser sus representantes legales, no entendí lo que esto significaba. Estaba en una etapa de la vida donde no tenía cabida la enfermedad, la incapacidad o la muerte. Yo estaba demasiado ocupada con los cotilleos del trabajo, con lo que había hecho el fin de semana y organizando una boda. Parecía imposible que mi padre, todavía un hombre poderoso e independiente, fuera alguna vez incapaz de tomar decisiones.

Él fue envejeciendo y a veces parecía preocupantemente distraído, sin embargo esperábamos que fuera sólo un efecto normal del hecho de haber entrado ya en su octava década. Además su médico decía que estaba bien.

Así pues, mi hermana Ellie y yo, sin pensarlo mucho,  firmamos el documento en un bufete de abogados de Penzance, en presencia de un abogado de confianza de papá. Nuestra hermana menor, Ruth, estaba viajando como mochilera alrededor de Australia, así que no fue incluida, hecho al que no dimos ninguna importancia ya que estábamos seguras de que no tendríamos que utilizar aquello nunca. Después de eso, no volví a pensar sobre tema. Volví a mi vida en Londres, preocupandome sobre si llevar un velo largo o corto, sin mirar atrás.

Si hubiera sabido lo pronto que papá sería diagnosticado de demencia vascular probable, me lo habría tomado más en serio. Fue poco después de seis meses cuando se certificó la incapacidad de papá y el documento se registró en el organismo competente. La familia al completo, decidió que debería ser yo la que asumiera la responsabilidad principal a la hora de gestionar sus asuntos. Desde ese momento se había “pasado el testigo”.

De esto hace poco más de tres años y todo ha cambiado. Ahora la idea de que alguna vez hubiera sido responsable de sus finanzas – hecho del que se enorgullecía – es algo que parece increíble. Su deterioro ha sido tan rápido y tan absoluto...

Ahora solo puedo agradecer que organizara todo cuando lo hizo. Me estremezco al pensar en qué posición estaríamos si hubiera sido de otra manera. Incluso como su representante legal, ha sido una ardua tarea conseguir que su banco, sus proveedores y aquellas empresas en las que tenía participaciones reconozcan que estoy autorizada para actuar en su nombre.

Me hubiera gustado tener, en ese momento, alguna idea de lo que aquello significaba. No sabía que existen dos tipos de poderes: uno para los asuntos relacionados con las propiedades y los negocios, que es el que tengo, y otro para todo lo relacionado con la salud y el bienestar, que otorga al responsable legal el derecho de tomar decisiones médicas. Nadie tiene éste último para papá, aunque en este caso no importaba ya que la familia siempre ha estado de acuerdo en lo que respecta a su cuidado.

No comprendía las consecuencias de asumir plena responsabilidad sobre las finanzas de otra persona; alguien que había vivido mucho más tiempo y atesorado muchas más cosas que yo. Así que el llegar a asumir todo esto ha sido un proceso de aprendizaje acelerado. A veces me siento como si fuera en una bici colina abajo, gritando: ¡Mírame, papá! ¡Sin manos!

Darse cuenta de que nuestros padres ya no son los que mandan es desconcertante, pero ¿no es precisamente eso lo que en definitiva significa madurar?