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Melvyn Amrine, enfermo de Alzheimer, apenas recuerda si fue él quién le pidió matrimonio a su mujer Doris o fue al contrario. Ella cuenta cómo, a pesar de la enfermedad y la pérdida constatable en las funciones cognitivas de su marido, hace poco se dió cuenta de que aquel hombre del que se enamoró aún seguía ahí. "Aunque la memoria no se acuerde de todo, el corazón si se acuerda"

Un día, Melvyn se perdió. Doris preocupada, llamó a la policía para que procedieran a buscarle. Tras 40 minutos y a dos millas de su casa le encontraron unos policías. Estos confiesan que han tenido más llamadas como esta, pero que esta vez fue diferente. Encontraron a Melvyn totalmente lúcido  y con una misión. Tenía que ir a comprar rosas para su mujer. El día siguiente era el día de la madre y desde el nacimiento de su primer hijo le había hecho este regalo.

Los policías avisaron de que le llevarían a casa, pero antes pasaron por una tienda a comprar esas flores, e incluso pagaron la diferencia del coste.

Doris emocionada, a ver entrar a Melvyn con las rosas y esa sonrisa se derritió y solo podía decir "gracias".

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