Las personas que padecen Alzheimer, poco a poco y a medida que la enfermedad avanza, van perdiendo conexión con todo aquello que les rodea. La percepción se ve alterada y también minimizada, con el añadido de posibles déficits sensoriales debidos a la edad.
C uando nos encontramos ante dificultades de cualquier tipo, ya sean emocionales, en las relaciones personales, con el trabajo… experimentamos sensaciones que dificultan nuestra tranquilidad e impiden que nuestro día a día se desarrolle con normalidad. Sentimientos que reconocemos como ira, tristeza o miedo, aunque también otros que no se sabe muy bien cómo definir o gestionar.
Vivimos en sociedad rodeados de otros, necesitamos a los demás para desarrollarnos y esas personas harán que tengamos gran diversidad de experiencias. Todos somos personas, pero la edad es un factor que hace que varíen nuestras sensaciones dependiendo de si interactuamos con un bebe, un niño, adolescente, adulto o persona mayor. Los bebés transmiten inocencia, ternura, protección.